viernes, 10 de octubre de 2008

Ejemplo de crónica

Serrat
Versos en la boca

Por Aleyda Gutiérrez

Los integrantes de los medios de comunicación esperábamos impacientes su llegada por la puerta lateral del Auditorio Cívico del Estado, teníamos cita poco antes del concierto para una conferencia de prensa, eran las 7:30 y nada.
Algunos vigilantes, entre ellos una mujer, aguardaban el momento de entrar en acción y poner todos sus sentidos alerta, mientras, permanecían sentados al igual que nosotros en la misma pequeña barda de piedra. Se preguntaban ¿irá a venir gente?
Una señora con el pelo trenzado y vestida de azul se movía nerviosa de un lado para otro, al parecer también esperaba como todos la llegada de Joan Manuel Serrat, en sus manos cargaba un paquete, una bolsa cuyo contenido tenía a intención de entregar al cantante. 7:37, al fin llegó, hubo todo un movimiento alredor de él, la señora pudo darle el obsequio y aprovechó para pedirle un autógrafo al igual que otras personas que decían esperarlo desde temprano con este propósito.
Ricarda Hurtado, quien consiguió charlar brevemente con el artista, le regaló un dominó de palo fierro y unos llaveros del mismo material, estaba en el lugar desde las cinco de la tarde procedente de Bahía de Kino, tras lograr su propósito se fue a formar, era la primera de una larga fila que se hizo para entrar al concierto del gran artista. “He estado todas las veces que ha venido a Hermosillo”, dijo la señora.
Serrat arribó en una camioneta tipo van con placas VTV 5779, había llegado a la ciudad al mediodía del día 26, al bajar vestía casual con una camiseta tipo polo de color amarillo claro y pantalón de mezclilla.
De nuevo la espera, a las ocho de la noche pudimos entrar a conversar con él, fue una charla un tanto rápida, pero lo suficientemente sustanciosa para poder dar a la gente los comentarios del cantautor.

El momento esperado llegó

A las 8:20 de la noche el público buscaba sus lugares, todos estaban numerados y aunque tuvieron que pagar un precio un tanto cuanto elevado, para ellos bien valía la pena con tal de ver y sobre todo escuchar al cantante.
Poco antes de que iniciara el concierto llegaron el alcalde Francisco Búrquez Valenzuela y su esposa Teresa Díaz de Búrquez, detrás de ellos, muy elegante y sonriente como siempre, Alfonso Pompa Padilla, director general del Tecnológico de Monterrey campus Sonora Norte, Institución educativa organizadora del evento como parte de los festejos por su 20 aniversario.
El cantautor sonorense Ricardo León, ex integrante de los grupos “Titanic” y “Malasangre” fue el coordinador del concierto y es el alma del CD “…Antes de que lleguen los perros”, una preciosa colección de 16 versiones de canciones de Serrat.
Casandra Hernández, Carlos Díaz “Caíto” y el propio Ricardo León ponen voces y toda su alma en este trabajo, un viejo proyecto de León, muchas veces aplazado y afortunadamente una realidad hoy.
Volviendo al tema. A las 9 en punto el recinto queda a oscuras, poco a poco en el escenario se encienden las luces de neón y el humo artificial da un toque especial, los músicos afinan sus instrumentos mientras los presentes ya se encuentran a la expectativa por ver salir a Joan Manuel Serrat, el momento llegó, fuertes aplausos reciben al catalán y poco antes de empezar a cantar su primer canción se escucha un “te amo” proveniente de las butacas, una mujer no pudo reprimir sus impulsos y gritó estas palabras, quizá él ya esté acostumbrado a los piropos, pero sonrió complacido.
Vestía de negro y con un saco gris, “música, bendita música”, decía en su primera interpretación, mientras la versatilidad de algunos de sus músicos llamaba la atención puesto que se iban del saxofón al violín y al clarinete, o hacían cambios de guitarras, entre otros instrumentos.

La nueva propuesta

Antes de cantar el cuarto tema de su disco en promoción “Versos en la boca” dio las gracias a los asistentes y la bienvenida a quienes viajaron para estar esa noche con él desde Ciudad Obregón, Navojoa y Phoenix, entre otras partes.
“Bienvenidos todos a su casa, su fiesta…aquí estamos con un manojo de versos en la boca, gracias por invertir una noche de sus vidas y compartirla con nosotros”.
Cabe destacar que su nuevo material incluye once canciones que fundamentalmente tratan sobre los afectos, aunque también se refieren a problemáticas vinculadas con lo social y al compromiso con los más débiles.
Si bien las letras en su mayoría fueron creadas por el intérprete de “Cantares”, en algunos temas recibió la colaboración de otros autores y escritores. “De cuando estuve loco”, por ejemplo, está basada en un poema de Tito Muñoz, quien fue co-partícipe de la reciente “Tarrés”. “La mala racha” está inspirada en un cuento del escritor uruguayo Eduardo Galeano que lleva el mismo título -sus palabras también formaron parte del disco de Serrat “Sombras de la China”-.
La música fue elaborada por el artista, y la novedad en este disco es la reincorporación en los arreglos y dirección musical del maestro Ricardo Miralles, quien no trabajaba con Serrat desde hace 15 años. Participó como pianista y arreglista en las producciones “Homenaje a Antonio Machado”, “Mi niñez”, Canción Infantil”, “Cada loco con su tema”, “El sur también existe” y “Bienaventurados”.
Entre los invitados se encuentra la cantante israelí Achinoam Nini “Noa”, quien realiza un dúo con Joan Manuel Serrat en la canción “Es caprichoso el azar”.
Otros de los temas del CD son: “Así en la guerra como en los celos”, “La bella y el Metroi”, “Que sería de mí”, “Africa”, “Señor de la noche”, Los recuerdos”, “Sin piedad” y “Muñeca rusa”, canción que en un principio figuraría como nombre del disco, aunque luego el autor decidió cambiarlo por “Versos en la boca”.
Los recursos que Serrat desarrolla para “cantar historias” se basan, como es su costumbre, en la poesía, la descripción, la metáfora, el humor o la observación.
Treinta y siete años después del primer disco de Joan Manuel Serrat, el reencuentro entre él y Ricardo Miralles, produjo un trabajo brillante.

De gala el auditorio

Los asistentes atentos escucharon casi todo el repertorio de temas de “Versos en la boca” en la primera parte del concierto. Mientras él los deleitaba con su voz, las luces a veces bañaban al público con distintos tonos que iban de los amarillos a los naranjas, rosas, blancos y azules, ya que hablamos de luces, hay que destacar el estupendo diseño escénico y de iluminación, que a pesar de no estar en los grandes escenarios a los que Serrat está acostumbrado, éstos dieron un toque de gran distinción al Auditorio Cívico del Estado, que lució lleno.
Cantó con guitarra, parado, sentado, melodías alegres, baladas románticas, pero siempre llenando de satisfacción al público.
Antes de su octava canción, al momento de querer sentarse en un banco de madera sintió que algo le molestaba, sin reparo hurgó dentro de la bolsa de su pantalón y mostró lo que encontró “es una llave”, dijo, “una llave de hotel”, y al instante una voz, de nuevo entre las butacas exclamó: “De cuál”. Hubo risas.
Después de una decena de melodías de su nuevo disco el público agradeció la interpretación de “Penélope”, luego cantó en catalán un tema dedicado a los ladrones, antes de comenzar hizo comparación entre los bandidos de antes y los de la actualidad, una de ellas fue que tiempo atrás se cubrían el rostro y ahora no, que hasta salen felices en los periódicos.
Como homenaje a su tierra cantó también “Mediterráneo” y otros de sus éxitos entre ellos: “Hoy puede ser un gran día”, “La fiesta” y “Cantares”.
Cuatro veces se despidió el español con el público de pie y poco antes del adiós final interpretó “Un mundo raro” de José Alfredo Jiménez, acompañado al piano de Miralles y finalizó con “Aquellas pequeñas cosas”, en esta última, al igual que con otras más, el público hizo coros a Joan Manuel.
En cada una de sus despedidas repartió autógrafos, recibió obsequios. Y así, luego de haberse deleitado con 23 melodías de Serrat la concurrencia empezó a dejar sus asientos casi dos horas después de haberlos ocupado, dos horas que la mayoría no olvidarán por el resto de sus días.

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